sábado, 26 de marzo de 2011

Radioperformance itinerante: PERMISO PARA IMAGINAR



Las españolas Ángeles Oliva y Toña Medina visitaron la Argentina con “Caben todos los ruidos”, un espectáculo de radio “para ver” que rescata la esencia del radioteatro y vuelve a las fuentes de la creación sonora.

Por Mariano E. Pagnucco

Como mujeres de radio que son, las españolas Ángeles Oliva y Toña Medina decidieron festejar la emisión Nº 100 de su programa Cápsula. ¿La propuesta? Un programa de puertas abiertas para que los oyentes se acercaran al estudio y fueran partícipes en vivo del misterio radiofónico. Las organizadoras tenían cargados todos los audios necesarios en las computadoras y hasta les pidieron a los asistentes que se taparan los ojos con una venda para conservar la atmósfera sonora… pero las cosas no salieron de la manera esperada: “Minutos antes de comenzar –rememora Toña–, se estropearon las computadoras. Tuvimos que improvisar mucho sobre la marcha y la mayoría de los efectos que teníamos grabados, los tuvimos que hacer en vivo. Entonces le pedíamos a algún conocido que en cierto momento lanzara un beso, o que alguien gritara desde el fondo de la sala. Improvisamos los sonidos con lo que teníamos a mano, y el resultado es que nos encantó. A partir de ahí decidimos investigar, profundizar esa idea”. Esa idea, profundizada, dio lugar a la radioperformance “Caben todos los ruidos” que durante marzo ambas estuvieron presentando en la Argentina, invitadas por el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA).

Sobre un escenario con dos mesas cargadas de objetos (desde un reloj a cuerda hasta una muñeca, pasando por una botella de cerveza y un racimo de globos inflados), múltiples micrófonos dispuestos para captar “todos los ruidos” y una ambientación lumínica intimista, las españolas ofrecen un espectáculo sobre los miedos que invita a asomarse a los secretos de la radio, pero también a cerrar los ojos y hacer de cuenta que los sonidos flotan en el éter. Distintas historias, narradas en vivo o con la ayuda de pistas sonoras, se enriquecen con el trabajo en vivo de Ángeles y Toña: las chicas se ponen los zapatos de taco y caminan sobre una tabla de madera, encienden unos grabadores de mano para introducir un relato dentro de otro o sencillamente dejan caer el líquido de la botella a fin de transportar al público a un día lluvioso.

Luego de la presentación, Toña reflexiona sobre la puesta en escena: “Si bien no prescindimos de las computadoras, hemos vuelto a los casetes, a hacer montajes con casetes, a concentrarnos en las texturas de los sonidos muy cotidianos, como un reloj de cocina o los pasos sobre una tabla”.

¿Qué lugar tiene la experimentación sonora casi artesanal en los tiempos del podcast y las tecnologías digitales?

Ángeles: El del disfrute. En cuanto al panorama artístico o creativo de España, es rara una propuesta de éstas, lo mismo que sucede en Argentina, según nos contaron. Lo de radioperformance surgió porque nos pedían ponerle un nombre. Nosotras intentamos recuperar la calidez y la intimidad que genera la radio, a pesar de que estemos sobre un escenario. Creemos que es tan potente el poder evocador del sonido, que aunque sea la era de la imagen y de las pantallas multiplicadas por todas partes, nosotras defendemos cerrar los ojos y que cada uno cree las imágenes en su cabeza. Aunque haya una imagen, porque nosotras estamos sobre el escenario, intentamos que tenga sentido también con los ojos cerrados. La primera vez que lo hicimos en Madrid, sucedió algo muy bonito. Cuando terminó el espectáculo, un amigo se me acercó y me dijo “En un momento te subiste a una tabla y yo no entendía qué hacías, pero cerré los ojos y me di cuenta que estabas caminando”. Eso me encantó, porque a pesar de la fuerza de la imagen, el sonido es tan evocador que puedes abstraerte de lo que ves. A la vez, es nuestro homenaje a los llamados ambientadores sonoros, los que creaban y siguen creando los sonidos para el cine o las películas de animación, haciendo voces y sonidos con objetos iguales a los que nosotras usamos acá. Ellos están siempre en las sombras, no se los ve. A eso le agregamos una estética contemporánea, con nuestro lenguaje, nuestro discurso.

Toña: Es un homenaje a las fuentes de sonido. Hoy en día se puede tener un montón de galerías de sonidos en una computadora y al apretar una tecla, se oyen. Pero es más cercano, más cálido y más íntimo que yo agarre algo y con eso genere un ruido.

“Caben todos los ruidos” se presentó en Buenos Aires y en Córdoba, como cierre de un taller que brindaron sus creadoras en ambas provincias argentinas. En tanto, Ángeles y Toña están al frente del Laboratorio de Radio Experimental del centro cultural La Casa Encendida, en Madrid. Desde su experiencia como guionistas y presentadoras, las chicas juegan con los sonidos, reinventan las posibilidades de la radio y viajan por España (y el mundo) contagiando a los oyentes ávidos de nuevos estímulos para el oído, y para la cabeza.

Más información:

http://lasonidera.blogspot.com/

http://www.lacasaencendida.es/es/radio_podcast

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